lunes, 8 de abril de 2024

Carta de Despido

A veces, las despedidas son silenciosas, pequeñas olas que se alejan suavemente de la orilla sin prometer un regreso. No es fácil decir adiós, especialmente cuando el corazón alberga palabras nunca dichas, sentimientos que se aferran con la esperanza de un "tal vez" o un "qué hubiera sido si"... Sigo queriendo creer que el destino nos podría volver a juntar.

Me encuentro en un cruce de caminos, mirando hacia atrás, hacia lo que fue, y hacia adelante, hacia lo desconocido. He aprendido que hay diferentes formas de amor, y a veces, el amor que ofreces no es el amor que se necesita o se quiere. He amado con un amor que era más que amor, uno que estaba dispuesto a transformarse, a moldearse en lo que fuera necesario, con tal de mantenerse cerca, aunque fuera en una forma que no reconocía.

A ti, que fuiste el centro de mi mundo, quiero decirte que lamento no haber sido suficiente, o tal vez haber sido demasiado en algunos momentos. Creí en un nosotros que sólo existía en los confines de mi esperanza, en esos momentos fugaces compartidos en risas, películas y cenas familiares que, para mí, significaron todo... Y que sigo extrañando.

Intenté, con cada fibra de mi ser, ser lo que querías, aceptar lo que me ofrecías, incluso si eso significaba traicionar mi propia esencia. Te mentí, no por falta de honestidad, sino porque en mi mente, cualquier versión de ti era mejor que una vida sin ti. Pero en ese proceso, me perdí a mí mismo, me convertí en un extraño en mi propia piel.

A tu familia, que me acogió y me hizo sentir parte de algo hermoso, les debo una disculpa aún mayor. Por las risas compartidas, las películas vistas juntos y los momentos que, aunque efímeros, se sintieron como una eternidad, estoy eternamente agradecido. Me aferré a esos momentos, creyendo que podrían ser el ancla que me mantendría a flote.

Esta "carta de despido" es más que una despedida; es un reconocimiento de mi incapacidad para seguir adelante sin el lazo que nos unió. No es fácil despedirse, especialmente de aquellos que no saben que ya te has ido. A mis amigos y familia, a mis conocidos, a mis padres, me duele no poder explicar este vacío, esta decisión. No es un reflejo de nuestro tiempo juntos, sino una batalla que estoy luchando solo y he llegado a un punto donde no queda más que decir adiós. 

Me gustan las flores blancas. Por favor, no me lloren. Ya habré podido ser eterno. 
No será súbito, me iré apagando de a pocos. No habrá dolor. Mientras tanto, disfrutaré con los últimos recuerdos con ella, sintiéndonos conectados, sintiéndonos cerca, yo imaginando que nos amamos e yéndome así, con una mentira que me haga feliz.

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