miércoles, 5 de enero de 2011

Algo de mí para ti, lector(a)

¿Nunca has decidido escribir algo sobre ti, pero a la hora de la hora no conseguiste nada interesante?
¿Nunca has sentido que el mundo es tan, pero tan pequeño que podrías ser el primo lejano del vecino de algún Ernesto De La Borda Cruzado?
Pues eso es lo que me pasa.
Bienvenido(a) a mi universo.

Hoy se cumplió, en mí, una de las famosas leyes de Murphy... Esas que son bien pesimistas... Esas que se basan en el adagio siguiente:
«Si algo puede salir mal, saldrá mal.»
Quería escribir un poco. Tenía lápiz, pero no papel. Al cabo de una hora, me encontraba en una situación diferente: tenía papel, pero ya no lápiz.
Es curioso que, en el momento que tuve ambos (lápiz y papel), ya no tenía nada de que escribir, hasta ahora. Es por eso, que hoy decidí darte el acceso a un pequeño espacio de mi universo... Aunque no sea del todo interesante.

Dentro de todo lo que he estado pensando hoy, el tema primordial ha sido esa tan excitante pelea entre el BIEN y el MAL.
Hoy decidí intentar ser malo. ¿Por qué? Porque fui bueno con los demás y muchos se aprovecharon...
MuchAs (enfatizo el femenino).

Tal vez amo a la gente mala porque, a diferencia de los tontos (perdón, los buenos), siempre puede ser más viva (perdón, más malos)... En el mecanismo vil de la suculenta lucha del bien y el mal, a los malos no les toca lo correcto sino lo divertido.
¿Pensé en algo más? Tal vez.
Pensé en mi odio al TAN ORGANIZADO sistema jurídico peruano.
En el TAN ORGANIZADO sistema vial.
En la TAN NOTABLE seguridad en las calles de esta fea y hermosa ciudad.
Para mí, está claro que las leyes funcionan, pero las personas no.

Cuando uno se da cuenta que ama algo (o a alguien) y se da cuenta que no es correspondido, sufre. Si al día siguiente, o al poco tiempo (1 día, 2 semanas o 3 meses) uno logró olvidarlo(a) es porque no amó o quiso realmente.

Tú, lector(a) inteligente, ¿te diste cuenta de que mucho de lo que he escrito no conserva un orden o lógica? Yo no, pero ahora sí.
He ahí, la clave de mi mente: un revoltijo de cosas.

En fin, no quiero aburrir mucho. Hoy te abrí una puerta hacia un pedacito de mi compleja mente.
En realidad no pienso ser malo. Solamente pensé en ser menos bueno.
Debo dejar de decirle «SÍ» a muchas personas, porque las personas debemos aprender a decir «¡NO!» de vez en cuando (muchas gracias a las personas que quisieron enseñarme eso y que me lo repetían sin cesar, incluso cuando no les hacía caso).

Cierro con una bella oración que alguna vez me dijeron a las 03:42...
Un sábado de Julio (2010): “Porque un beso lo cambia todo.”
Una oración con una connotación positiva y negativa...
No sabremos si lo cambia para bien o para mal hasta que sucede.

Gracias por tomarte el tiempo de leer.
Gracias por llegar hasta esta parte del texto.

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