lunes, 3 de enero de 2011

Temblor interno.

Mi mano temblorosa te escribió y escribió.
Y, habiéndote escrito, continuó haciéndolo,
Sin importar alguna otra madrugada.

Solamente tú, con tu amor y calor,
La podrás hacer cancelar una sola línea más.
Y, al fin, mis lágrimas podrán borrar una palabra.
Y una palabra tuya podrá borrar mis lágrimas.

Y cuando, al igual que mi mano, escribas lo que siento,
Tú te aparecerás entre los ejércitos de mi inconsciente,
Cual estrella en este vasto cielo nebuloso,
Y llegarás, jubilosa, al lugar donde te he dejado una de ellas;
Para que la busques y al encotrarla oigas mi nombre.

- Es ahí donde te pido que viertas tu copa de porcelana,
Llena de un vacío de falso y puro amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien, palabras que, quizá, nacen de la profundidad del alma. Cuando lo escrito realmente es sincero, se valora más, ya que con ello afloran las características más intrínsecas del hombre, los sentimienos que nacen del corazón.

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