martes, 9 de abril de 2024

Cruce peatonal

Dejé de mirar a los lados al cruzar las pistas.
Dejé de desayunar al iniciar el día.
Dejé de almorzar. Dejé de cenar.
Empecé a tomar más y más alcohol.
Empecé a fumar.
Me autodestruyo lentamente. Me apago.
Ya nada tiene sentido. 

- "No deberías de fumar. Te hace daño."
- "¿Acaso serás mi novia, para que te preocupes por mí? No. De lo mío, yo me encargo."

Dejé de mirar a los lados al caminar. Ya dejé de prestar atención.

lunes, 8 de abril de 2024

Perfume de recuerdos

Bajo el manto nocturno, tu esencia se despliega, faro en mi ocaso,

hilando recuerdos en mi alma, un delicado encaje de bronce y plomo.

Tu risa, fulgor en la penumbra, susurro que a mi anhelo abraza,

y al sonreír, tus ojos se pliegan, destellos de estrellas en mi regazo.


Con tu familia, compartí un universo de instantes dorados,

mesas llenas de risas, en el calor de tu hogar, me vi reflejado.

He adquirido un perfume, tu aroma encapsulado,

un talismán contra el olvido, tu presencia a mi lado evocado.


Cada carcajada tuya, en la brisa, siento que me ha rozado,

y tus ojos, cuando se estrechan, guiños de luz en mi camino trazado.

Extraño el contacto, tu cercanía, en el aire aún palpito,

en mi soledad, el perfume es un susurro, tu silueta, mi infinito.

Carta de Despido

A veces, las despedidas son silenciosas, pequeñas olas que se alejan suavemente de la orilla sin prometer un regreso. No es fácil decir adiós, especialmente cuando el corazón alberga palabras nunca dichas, sentimientos que se aferran con la esperanza de un "tal vez" o un "qué hubiera sido si"... Sigo queriendo creer que el destino nos podría volver a juntar.

Me encuentro en un cruce de caminos, mirando hacia atrás, hacia lo que fue, y hacia adelante, hacia lo desconocido. He aprendido que hay diferentes formas de amor, y a veces, el amor que ofreces no es el amor que se necesita o se quiere. He amado con un amor que era más que amor, uno que estaba dispuesto a transformarse, a moldearse en lo que fuera necesario, con tal de mantenerse cerca, aunque fuera en una forma que no reconocía.

A ti, que fuiste el centro de mi mundo, quiero decirte que lamento no haber sido suficiente, o tal vez haber sido demasiado en algunos momentos. Creí en un nosotros que sólo existía en los confines de mi esperanza, en esos momentos fugaces compartidos en risas, películas y cenas familiares que, para mí, significaron todo... Y que sigo extrañando.

Intenté, con cada fibra de mi ser, ser lo que querías, aceptar lo que me ofrecías, incluso si eso significaba traicionar mi propia esencia. Te mentí, no por falta de honestidad, sino porque en mi mente, cualquier versión de ti era mejor que una vida sin ti. Pero en ese proceso, me perdí a mí mismo, me convertí en un extraño en mi propia piel.

A tu familia, que me acogió y me hizo sentir parte de algo hermoso, les debo una disculpa aún mayor. Por las risas compartidas, las películas vistas juntos y los momentos que, aunque efímeros, se sintieron como una eternidad, estoy eternamente agradecido. Me aferré a esos momentos, creyendo que podrían ser el ancla que me mantendría a flote.

Esta "carta de despido" es más que una despedida; es un reconocimiento de mi incapacidad para seguir adelante sin el lazo que nos unió. No es fácil despedirse, especialmente de aquellos que no saben que ya te has ido. A mis amigos y familia, a mis conocidos, a mis padres, me duele no poder explicar este vacío, esta decisión. No es un reflejo de nuestro tiempo juntos, sino una batalla que estoy luchando solo y he llegado a un punto donde no queda más que decir adiós. 

Me gustan las flores blancas. Por favor, no me lloren. Ya habré podido ser eterno. 
No será súbito, me iré apagando de a pocos. No habrá dolor. Mientras tanto, disfrutaré con los últimos recuerdos con ella, sintiéndonos conectados, sintiéndonos cerca, yo imaginando que nos amamos e yéndome así, con una mentira que me haga feliz.

sábado, 4 de noviembre de 2023

Como una estrella fugaz (en español y alemán) // Wie eine Sternschnuppe (auf Spanisch und auf Deutsch)




ESPAÑOL / SPANISCH:


Hoy, al mirar el cielo de noviembre, tan cambiante como los recuerdos que fluyen en mi mente, siento la presencia de mi tía Gaby en cada matiz del amanecer. Han pasado cuarenta y cinco días desde que su espíritu, libre y festivo, emprendió el vuelo definitivo, dejándonos un legado de libertad y tenacidad que se aferra a mí como el aroma del mar se aferra a la arena.

Ella, que en vida fue un faro de originalidad en nuestra familia, navegó por su existencia sin hacer demasiado ruido, sin deseos de ser el centro de un espectáculo ni de conmover con despedidas tristes; para Gaby, incluso en su partida, la vida debía ser una celebración constante. Nos instó siempre a vivir intensamente, a reír en lugar de llorar, a gozar cada instante y a abrazar cada nuevo viaje con un espíritu indomable. Ese es el tributo que hoy le brindamos, no con lágrimas, sino con la decisión de vivir como ella vivió: con alegría, disfrutando cada día, persiguiendo sus sueños y abrazando el mundo.

Marita, Juan, Miguel, y Fernando, sus hermanos, fueron faros de amor y compañía en su vida. Nosotros, los sobrinos — Andrea, Daniel, Alejandro, Leonardo y yo — hemos sido aprendices en el arte de la aventura y el desenfreno positivo. Con cada regreso de sus viajes, traía no sólo historias, sino también regalos cuidadosamente seleccionados: detalles para la casa que eran más que decoración, eran destellos de su glamour y sofisticación; ropa que no era simplemente tela y costura, sino expresiones de su personalidad vibrante y única. Cada llegada suya era como una ola de novedades y alegrías, sus maletas, un tesoro inagotable de sorpresas y cariño tangible.

A pesar de que algunos podrían haber considerado sus acciones excéntricas, Gaby siempre actuó con un corazón repleto de amor, una generosidad sin límites que se reflejaba en cada regalo, en cada abrazo, en cada consejo. Siempre fuerte, nunca dejaba transparecer debilidad ni miedo, incluso cuando los caminos de la vida se tornaban escarpados y difíciles de transitar.

Y así, aquel 20 de septiembre a las 17:00, bajo el cielo alemán que había aprendido a llamar hogar, Gaby nos enseñó su última lección: que la muerte no es un final triste si se ha vivido plenamente. Aunque su presencia física se ha desvanecido como un suspiro en el viento, su espíritu vive en cada uno de nosotros, en cada elección audaz que tomamos, en cada sonrisa que elegimos regalar al mundo, en lugar de una lágrima.

Y hoy, mientras la ciudad de Lima despierta con el bullicio de un nuevo día, y en Hamburgo las campanas marcan las 13:00, las cenizas de mi tía Gaby descansan en su último lecho terrenal bajo el árbol BUX 2346 en el pacífico bosque Fried Wald de Buxtehude. Con los primeros rayos del sol que danzan entre las hojas, ella se funde con la tierra europea que tanto amó, alimentando con su espíritu un joven árbol que, estoy seguro, crecerá tan robusto y libre como fue cada día de la vida que ella tan valientemente vivió.

Este acto simboliza el cierre de un capítulo lleno de vivencias y emociones, marcando el comienzo de su eternidad en paz. Mis padres, en representación de la familia y de todos los que la amamos, trascendiendo la barrera del lenguaje y la distancia que impone el mundo, emprendieron el viaje a Alemania para cumplir con su última voluntad, demostrando que el amor familiar traspasa cualquier límite y cualquier barrera. Su presencia en ese lugar es un testamento de la unión de dos mundos: aquel que ella forjó con sus sueños y la vida que dejó atrás, pero que siempre fue y será suya.

Cerrando los ojos, es como si pudiera sentir el viento jugueteando con las hojas, llevando el espíritu aventurero de la tía Gaby por todo el mundo, susurrando la eterna promesa de que la vida sigue su curso y nosotros debemos navegarla con brío. Nos deja el mensaje de que cada día es una oportunidad para pintar nuestra existencia con los colores más brillantes y vibrantes que podamos imaginar. Por eso, aunque las lágrimas puedan asomarse en nuestros ojos al recordarla, escogemos también sonreír, honrando su memoria de la manera que ella siempre vivió: como una fiesta de la existencia, un canto a la alegría, y una invitación perpetua a ser indómitos y libres en cada paso que damos.

Hoy honramos a Gaby no sólo con palabras, sino con acciones, perpetuando su memoria en la risa compartida, en el abrazo cálido, en el atrevimiento a soñar y en el coraje de vivir realmente. Mientras las luces del amanecer de noviembre se entrelazan con el eco de su legado, comprendo que, aunque su cuerpo haya partido en un viaje hacia lo desconocido, el espíritu de mi tía Gaby sigue siendo la marea que empuja nuestros propios barcos hacia horizontes inexplorados, hacia una vida vivida en plenitud, tal como ella habría querido.

Gracias por leer.



lunes, 25 de octubre de 2021

No hay nada

Nada más que lejanía.
Nada más que un olvido.
Nada más que mi alma en agonía.
No hay nada más que yo, perdido.

Golpeada por una marea, mi voluntad se quiebra.
Por las tempestades, mi corazón trata de olvidar.
De relámpagos y destellos, mi voz golpea la piedra.
La niebla del rechazo me hace naufragar.

Digo adiós sin haberme despedido.
Con ánimos de conservar el recuerdo de lo que ya nunca fue.
Y sólo Dios escucha mi corazón y derrotado latido,
Pues tu compañía en amistad, sí tendré.

martes, 19 de octubre de 2021

Sin rimas.

Esta madrugada me desveló una expectativa en mi corazón.
Y, de pronto, me di cuenta que pensar en ti me hace sentir la misma emoción que siente un niño en Navidad al abrir un regalo. 

La noche de la ciudad está llena de luces deslumbrantes, de las que las más brillantes son las estrellas de tus ojos. Tu cercanía me derrite por completo, mientras que cada día te pienso más. 

Acércate un poquito más. Te quiero envolver en mis brazos. Acércate un poquito más, abracémonos para que nuestros corazones estén más juntos.

Miles de pensamientos corren al rededor de mi cabeza, pero prefiero sólo mirarte y sonreír.
Pero prefiero mirarte a ti reír.

Rutas en silencio, lejana mi valentía.
De llamarte a mis llegadas, sólo queda mi voluntad.
Te escribo, te agradezco por el día.

Miro al techo; suspiro. Somos de "mundos distintos".
Mi ritmo lento y aburrido. Mi ritmo hogareño, en mi lugar de descanso.
No bailo, no porque no me guste, sino porque soy pésimo.

Pero me enfoco en las realidades; en mis realidades.
Prefiero aceptar que no es recíproco a tener que vivir con falsas ilusiones.
Pero esos ojos, esa sonrisa, ese aroma que tanto me haces extrañar.

En este estado medio dormido, medio despierto, sepulto cualquier tonta ilusión.
Pensando toda la noche, dando vuelta con mis almohadas, lo acepto.
Una gran amistad habremos logrado; y mi corazón contento por no haberla arruinado.
Tiempos de paseos y aventuras en el auto; de comidas sin parar, sin pensar en la hora.

Tiempos de pandemia que vienen a jugarme en contra.

jueves, 14 de octubre de 2021

En secreto.

De sonrisa carmesí,
Y de ojos estelares,
La Luna que se refleja en ti,
Con tu voz de mil cantares.

Te sigo con el pensamiento,
Pero tú lo ignoras.
Y quizá a mí mismo me miento,
Porque eternas son las horas.

Vine presto a romper estos versos,
Por motivos que no voy a explicar.
Porque lejano de mí yace tu universo,
Y mi corazón te pretende olvidar.

Y cuando mi última voluntad muera,
Esta llama se apagará.
Y las brasas quedarán aunque llueva,
Y quizá tu imagen se marchará.

Brillante timidez de ternura,
Sonrisa suave cual seda,
Me cautivaste con tu aroma de frescura,
Que ahuyenta la tristeza y la humareda.

En silencio, te digo que te pienso.
Con mi voz te ofrezco sólo amistad.
Mientras que, en mi mente, te dibujo en un lienzo,
Y te entrego toda mi voluntad.


domingo, 26 de septiembre de 2021

Como un roble.

Mucho podría escribir sobre todos los sentimientos encontrados que se apoderaron de mi alma aquel jueves 26 de agosto por la mañana. Mucho podría escribir de cómo se forma un gran vacío en el corazón cuando un ser querido se va. Sin embargo, la mejor forma de honrar a alguien que partió hacia un camino a la eternidad es llevando sus mejores recuerdos y practicando sus buenas enseñanzas.

¿Y cómo recordar al papá Evaristo? ¿Cómo llevarlo en el corazón?
Como un hombre indomable ante las adversidades. Como un hombre que siempre se mantuvo de pie, pese a los achaques de la edad. Como un roble. Como un roble a sus 96 años. Como un roble duro de talar e imposible de tumbar.

Mi abuelo nació un martes 14 de octubre de 1924, siendo el tercero de un total de 7 hermanos (Constanza, José, Evaristo, Regina, Rosita, Amelia e Idilio), en la localidad de Mala, al sur de Lima, mientras que parte de su infancia se desarrolló en la campiña de San Vicente de Azpitia -lugar conocido como “el balcón del cielo”-.

Mi abuelo no tuvo ninguna posición acomodada; él mismo se las ingenió para llegar solito a la ciudad y empezar a estudiar la secundaria en el Primer Colegio Nacional "Nuestra Señora de Guadalupe". Luchó, desde muy joven, para lograr sus objetivos, pero siempre con grandes valores como la rectitud, la honradez, la pasión por el trabajo y la superación. Valores que trasladó a sus 3 hijos, Carlos, Manuel y Gloria, la menor, mi madre. Valores que también fueron trasladados a nosotros, sus 5 nietos, y que sus biznietos también recibirán como legado.

Estudió Dibujo y Pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes, junto a grandes pintores como Aquiles Ralli y Víctor Humareda Gallegos, y luego, gracias a una beca de la Organización de Estados Americanos, se especializó en Conservación y Restauración de Bienes Culturales.

Para el mundo, en su condición de artista, pintor, ilustrador, dibujante y restaurador a nombre de la Nación, deja como gran legado todas sus obras: un retrato al óleo inmortalizando sobre lienzo a mi abuela y cientos de dibujos relacionados a la arqueología peruana, los cuales se encuentran publicados en varias colecciones de libros de autores como Julio C. Tello, Julio Espejo Núñez o Federico Kauffmann Doig, algunos de ellos traducidos a varios idiomas como el inglés, francés, alemán e italiano. 

Evaristo Lizardo Chumpitaz Cuya, mi "papito Evaristo", fue Jefe del departamento de conservación del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, del cual llegó a ser su Director. Sus años dedicados a la conservación de nuestra historia, con tanta pasión, lo llevaron a ser premiado con la Orden de las Palmas Magisteriales (el máximo reconocimiento y distinción honorífica que otorga el Estado peruano a través del Ministerio de Educación a reconocidos docentes o intelectuales, que hayan contribuido al progreso de la educación, la ciencia, la cultura y la tecnología del país). ¡Qué orgullo!

Me gusta recordarlo llevándome al colegio, comiéndose casi dos horas de ida y otras dos de vuelta (y lo mismo aplicaba para cuando me recogía). Me gusta recordarlo cuidando las plantas del jardín que hizo en su casa y donde compartía más tiempo en común con mi abuela. Me gusta recordarlo contando sus chistes (aunque varias veces repetidos) inocentes y sanos. Me gusta recordarlo con su gran lucidez, contándome anécdotas de su niñez, de su vida en la chacra, de cómo llegaban las noticias al Perú de la Segunda Guerra Mundial, de sus salidas con sus amigos artistas, de sus viajes ilustrando hallazgos arqueológicos y de sus platos favoritos. Me gusta recordarlo como una persona muy independiente que no le gustaba que le ayudaran a andar, siempre queriendo demostrar que la edad no le impedía hacer las pocas cosas que todavía podía. 

Y sí, había perdido gran parte de la visión y de la audición, habiéndose visto prisionero por una pandemia que le impedía salir a ver la calle, como solía hacer. Llegaron las elecciones presidenciales para el periodo del Bicentenario y, en pleno uso de sus facultades (y habiendo recibido su vacuna), decidió ir a ejercer su derecho de sufragio al cual yo lo llevé. Hasta el último día, mi abuelo tuvo esa gran lucidez. Pero, dado que la pandemia le impidió salir a la calle en su silla de ruedas, Dios le dio la oportunidad de volar más alto que cualquier barrera que hubiera. Y, hasta el último momento, él mismo se paró y se subió a la camilla de la ambulancia. Sí, se paró de su silla de ruedas y se subió a la camilla, no dejando que le ayudaran. Como un roble. Como un alma indomable ante las adversidades.

Gran devoto del Señor de los Milagros y de la Virgen María (a quien siempre se encomendaba cada día y cada noche), mi abuelo se acaba de reencontrar con Graciela "Chela" -su eterna compañera-, con sus padres, con sus hermanos y con todos sus amigos que partieron antes que él. Él ya no está físicamente con nosotros, pero más presente que nunca en nuestros corazones. 

A todos los que estuvieron pendientes de su salud, a todos los que se preocuparon por cada susto que alguna vez nos llevamos, a quienes tuvieron la comprensión de darme flexibilidad horaria en el trabajo cuando mi abuelo tuvo alguna vez que ser internado por la madrugada, a aquella persona que me ayudó desinteresadamente con cada programación prioritaria de laboratorio privado para no esperar a la atención del seguro estatal, a Sofía y a Juan Pablo que siempre le hicieron seguimiento y tratamiento médico cada vez que los molestaba con una de mis llamadas... Y a todos los que oraron, rezaron y/o mandaron sus buenas energías... ¡Gracias! ¡Gracias de todo corazón!

El papá Evaristo ya está en su eterno viaje hacia más allá de las estrellas.
El papá Evaristo y la mamá Chela nos cuidarán desde la eternidad.


Gracias por leer.

domingo, 18 de julio de 2021

Ojos de Luna

Tardes frías de invierno,
Miradas desconocidas que coinciden,
Y el momento lo quiero hacer eterno,
Pero las horas nos dividen.

Y te veo frente a mí,
Yo con mi semejante timidez,
Mi mente se concentra en ti,
Y tu mirada me da calidez.

El silencio no se vuelve molesto,
Pero siento que corro contra la hora.
Y, aunque quizá sea lo opuesto,
Tus ojos me tienen aprisionado ahora.

Sonrisas ocultas por una pandemia,
Una melódica voz con tono forastero,
Unos momentos en zona bohemia,
Y ahora mis secretos libero.

Esos ojos de Luna,
Como esos cuentos de maravilla,
Me hipnotizan cual fortuna,
De iluminada playa hasta su orilla.

sábado, 28 de julio de 2018

Felices Fiestas Patrias

Unas Fiestas Nacionales con sabor amargo. Entre tanto caos, desestabilidad y corrupción dentro del mismo aparato estatal, nos toca recibir las fiestas de Independencia con un aroma a decepción.

Pero estamos cayendo en un círculo vicioso. Nuestras autoridades políticas no se hacen respetar y, a la vez, las desacreditamos o cambiamos el canal cuando las vemos en la televisión.
Aunque sea, el tradicional Mensaje a la Nación llegó con fuerza y tomando en frío a algunos miembros del Congreso. Sin embargo, de los proyectos a su realización, hay un gran tramo lleno de baches. 

De pronto, todos nos volvemos a pintar de Rojo y Blanco, los colores patrios, al igual que en la época del Mundial de la Fifa... Claro, hoy no todos se sienten tan peruanos luego de destaparse una red de tráfico de influencias a nivel judicial. Y yo me pregunto, esos naranjitas (en alusión al partido político) que tanto apoyan a las marchas de #ConMisHijosNoTeMetas... ¿Dónde están ahora que uno de sus Jueces corruptos negocia la inocencia de un violador de una niña de 10 años? Si tanto les preocupa que sus hijos puedan ser "homosexualizados" por una currícula escolar que sólo quieren enseñar el respeto y la IGUALDAD y no dicen nada por el descubrimiento de que uno de los jueces es allegado a su partido... ¿Cómo estamos llegando al Bicentenario de la Independencia?

Para el Bicentenario, nos quedan 2 añitos. ¿Se puede hacer mucho? ¿Se puede generar el verdadero cambio cuando el cáncer de la corrupción asecha bajo nuestras narices -o, mejor dicho, cuando la mayoría conforman al cuerpo Legislativo de nuestra República-?

Y así estamos. 
Feliz 28. Felices Fiestas Patrias 🇵🇪

martes, 12 de septiembre de 2017

Sin efectivo


Ya llevo 9 días en Beijing y ya no me siento perdido.
Hice una recapitulación de mi vida en el colegio y agradecí mucho el haber pasado lo que pasé; ahora hablo chino mandarín (no tan bien, pero soy bastante bueno) y me he podido desenvolver fácilmente en esta gigantesca ciudad.

Es interesante cómo los chinos, dentro de sus "limitaciones" [a las que los occidentales no estamos acostumbrados], pueden sentirse tan ellos mismos, manejándose día a día con sus teléfonos móviles.
De repente, me doy cuenta de que el dinero, tal y como lo conocemos, ya no es necesario para realizar transacciones cotidianas. De repente, me doy cuenta de que las tarjetas de crédito ya casi son obsoletas.

Estoy sin efectivo en la ciudad.
No, no he sido víctima de algún asalto o fraude financiero.
Aperturé una cuenta de débito china, vinculé mi tarjeta a mi cuenta de WeChat (algo así como el WhatsApp) y, ahora, casi todos los pagos los hago mediante este medio (estoy hablando del 97% de ellos).
Es interesante cómo puedo pagar en el supermercado, pagar la cuenta de un restaurante, prestarle dinero a un amigo, recibir dinero, darle limosna a alguien en la calle, encontrar alguna bicicleta pública (de las millones que hay en la ciudad) y alquilarla, comprar cosas, hacer seguimiento de paquetes, recargar mi tarjeta de transporte público (buses, trenes y metro, totalmente unificados) y pagar el taxi...

Lo más interesante de eso no es que que use mi teléfono, sino que haga todo lo anterior sin tener que cambiar de aplicación. Desde la misma aplicación con la que chateo con mis amigos.

En estos momentos, me encuentro sin efectivo. Ya no lo necesito. Me siento más libre.
Son muchas cosas de las que tendría que hablar de este país, pero tendría que dejarlo para otras entradas. Es demasiado complejo y simple a la vez.

Aunque, como en toda distancia... Me siento solo.
A más de 16 mil kilómetros de casa, estoy solo en una ciudad en la que no soy más que un número de pasaporte registrado en migraciones.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Un recreo.

Pasillos turbios y lugares olvidados;
Recreos lentos y juegos abandonados.
El tiempo pasa, los elegidos son apremiados.
Los olvidados, somos apartados.

El tiempo te deja,
La gente te olvida.
Los conocidos se alejan,
Se termina una pesadilla.

-Las memorias no se borran,
Las lágrimas nunca olvidan.

Lleno de recuerdos,
Golpes de melancolía.
Recuerdos vacíos,
Solitud en agonía.

domingo, 23 de enero de 2011

Cambio evolutivo.

Dicen que el tiempo lo cura todo, pero, personalmente, creo que lo empeora.
Mientras más tiempo pasa, más extraño. Me gustaría olvidar -o superar-, pero creo que me tardaré más de lo que tenía planeado.
Algo que creo que sí puede curar todo son las palabras. No me refiero al palabreo -o floro-, que alguna vez habremos utilizado, sino al conjunto de palabras que son capaces de expresar nuestros sentimientos más profundos.
Las palabras son, a la vez, una cura reconfortante y un arma letal.
Son un puñal apuntando al corazón, listo para enquistarse en él.

He estado buscando, en los últimos días, un espacio -o universo- en el que pueda habitar.
He estado buscando, en las últimas horas, un espacio -o universo- en el que pueda pensar y recordar momentos.
Momentos vivificantes, llenos de risas, chistes, bromas y juegos.
Y, también, un espacio para revivir algunas anécdotas del corazón, sin tener que cerrar los ojos ni tener que pasar necesariamente por la tristeza.
¿Saben qué? Lo encontré.
Ese espacio en que habitan mis pensamientos más profundos se llama ESCRITURA.

¿Qué no daría por revivir las memorias de un pasado llamado puericia?
Aquella puericia impoluta e incólume en la que lo más importante en la vida eran los jueguitos sin sentido alguno.
Aquella puericia impoluta e incólume en la que todo se resolvía con un "Yan Ken Po" -o un "Fu Man Chu"-.

Hoy, tal parece que lo físico y lo material priman por sobre todas las cosas.
Y, a veces, parece que no importa cuándo ni de dónde venga uno, porque siempre querrán compararlo con alguien más.
¿Qué ha pasado con nosotros? ¿Es parte de la naturaleza de nuestra especie?
No quiero olvidar que alguna vez fui un niño que dijo "¡YO JAMÁS ME DESPEGARÉ DE MIS JUGUETES! ¡YA LO VERÁS!", mientras mi papá reía y decía "Ay, hijto... Ya verás que, cuando crezcas, te olvidarás de todos ellos."
En esos tiempos, las esperanzas NUNCA se perdían.

Ahora, las esperanzas suelen perderse con mayor facilidad y, solamente, atinamos a decir "No es que haya perdido las esperanzas, solamente estoy siendo realista.
Hay una línea muy delgada entre ser realista y haber perdídolas.
Muchos, solemos abandonar nuestros sueños porque estos no "se apegan a la realidad".
Todo gran invento empezó siendo un sueño.

Gracias por leer esta nota.

viernes, 21 de enero de 2011

Una puerta no abierta.

Tal vez, en estos momentos, para muchos de los lectores, soy más que un simple don nadie  que escribe cosas sin sentido alguno. Tal vez, para otros, escribo cosas coherentes las cuales, creo yo, difieren de mi personalidad -la incoherencia-.
Me gustaría ser, de la nada, un todo. Me gustaría hacer, de la nada, todo. Me gustaría, siendo nadie, ser alguien para alguien.
"Palabras sin sentido" -dirán algunos- "Palabras ajadas, palabras ajadas"
  • ¿Qué me hace sentir ser alguien?
    La persona más feliz del mundo, tal vez sea yo cuando escribo.

  • ¿Qué me hace sentir ser nadie?
    Todo aquel que fue alguien en la vida, empezó siendo nadie. Y, si deseo ser alguien, tal vez tendré que empezar siendo nadie.
Esto es lo que siento y no puedo ser juzgado por ello. 
Uno nunca es culpable de lo que siente. NUNCA.
Lamentablemente, enamorarse no es ridículo sino inevitable.

Hace mucho que no escribía. Hace poco que empezaba a sentirme "vacío".
"Vacío" de palabras. De esas palabras que me llenan.

Hoy he intentado, si éxito alguno, abriros una puerta a mi mundo.
Tal vez sí lo hice, pero no directamente.
Hoy, me delimité a escribir solamente lo que he pensado y lo que estoy sintiendo hasta el momento.
Esta no fue una parte de la historia de mi pasado; esta esta fue una parte de la historia de mi presente.

¿Cómo se mantiene el espíritu cuando uno se encuentra lejos del pasado acogedor?
Ese pasado que estuvo lleno de risas que cubrían un vasto universo llamado IMAGINACIÓN.
Bueno, cada uno mantiene el espíritu a su manera.
Yo, escribo. ¿Y tú, cómo lo mantienes?

Esto fue todo por esta vez.
Gracias por leer.

viernes, 14 de enero de 2011

Una puerta a mi mundo (2).

Hasta ayer, tenía planeado publicar algo acerca de los números.
Oh, sí. Los números. Estamos rodeados de ellos: DNI, Pasaporte, contraseñas, ticket de espera, código de la universidad, etc. Pero, hoy, preferí compartir con ustedes otro pedacito de mí. 
Sé que no siempre es divertido querer escuchar o leer las historias de los demás, pero entiendan que escribo para mí.

Muchos dicen que los tiempos de colegio NUNCA se olvidan, que son los mejores y que no deberían ser olvidados.
Y tienen razón, no se olvidan. Pero yo sí quiero olvidarlos.
Cuando se tiene a más del 90% de gente del otro lado de la línea, uno preferiría olvidar.
Esa línea de delimita los puntos de vista de las personas. Pues eso me pasa.
En un ambiente educativo -no me quejo de la enseñanza europeizada de mi colegio, la que considero muy buena- en el que sus estudiantes, en su mayoría son muy apegados a los bienes materiales y delimitan sus grupos en relación a tus influencias, condiciones socioeconómicas y si tiene casita en alguna playa privilegiada de nuestro país.

Fueron esas mismas circunstancias las que me hicieron pensar que no era el ambiente adecuado en el que me gustaría permanecer, y que  mientras más rápido saliese de ahí, sería mejor para mí.
¡Oh, la Universidad! ¿Una salida? ¿Un nuevo paso?
La verdad nunca supe aquella respuesta que me ha acomplejado tanto, pero de lo que estoy muy seguro es que me ha ayudado a encontrarme a mí mismo... Y, sobre todo, a encontrar a esa gente con la que amaría volverme a ver día tras otro... Año tras año, hasta envejecer. Nunca he llegado a odiar a alguna persona que haya conocido. Si lo dije, pues jamás hubiese sido en serio.

La universidad ha sido, hasta ahora, una nueva y gran página en mi vida.
Conocí a muchas lindas personas que marcaron mi vida, y otras que simplemente estuvieron ahí.
No voy a mencionar a aquellas personas que adoro con todo mi corazón porque ya ellas saben quiénes son.
No voy a mencionar a aquellas personas que me hicieron daño porque al leer esta nota ya se habrán dado cuenta de que hablo de ellas.

Es en los momentos más difíciles en los que uno se da cuenta de quiénes son sus verdaderos amigos.
A esas personas que me hicieron tanto bien, las considero mis amigos.
El término de "hermano" o -"hermana"- no es el apropiado, creo yo, debido a un hecho...
Al hermano uno lo quiere porque se le enseña a quererlo. Sin embargo, a un amigo, se lo quiere porque uno mismo quiere quererlo.
A quienes considero mis amigos, son a aquellas personas que he decido adoptar en mi familia.
Hoy, yo les digo: "BIENVENIDOS SEAN A MI FAMILIA" -no es la más perfecta, pero está llena de cariño-.

Gracias, nuevamente, por leer.
Gracias a los que forman parte de mí.

martes, 11 de enero de 2011

Una puerta a mi mundo.

Dentro de los muy penosos momentos que me ha tocado vivir (fallecimiento de mi abuelita el 25 de Diciembre del 2007, por ejemplo), por lo menos se pueden rescatar anécdotas simplemente fantásticas.
Aquellas anécdotas llenas de ensaladas de fideos, témperas en las manos y en los pies, risas en algún McDonald's y carcajadas por doquier.

Aquellas anécdotas que de sólo empezar a recordar hacen lagrimear nuestros ojos de felicidad y provocan una ligera sonrisa inclinada hacia la derecha.
No es posible curar la enfermedad de vivir. La idea es saber conllevarla. Y si nos hace sufrir un poco...
Pues, ¿saben algo?...
Hay que castigarla viviéndola. Hay que respirar profundamente y atacar.
No creo que debamos esperar al Fin del Mundo para decir las cosas.
No creo que debamos esperar al Fin del Mundo para decir lo que sentimos.

Hay días en que el mar me trae, en la marea, la noción.
Nunca está de más darse un tiempo para caminara pensar, para acomodar nuestras ideas.
A mí me funciona. No sé si a ti, mortal, te funcione...
Es así como trabaja mi mente. Es así como trabajo yo: escribo.
Y no escribo para ganar dinero -porque sé que no soy lo bastante bueno-, pero lo hago por placer.
Por el placer de liberarme un poco y descargar mi alma.

Es gracioso que, cuando un trabajo está terminado, es cuando se descubre una manera más sencilla de hacerlo.
(Cuarta ley de Murphy [sobre la construcción])
Bueno, felizmente no siempre es el caso.
Mi trabajo personal es el escribir. Y cuando acabo, descubro una manera más difícil de hacerlo.
La siguiente nota intento hacerla aplicando esa manera más difícil y, al final, encuentro otra más difícil.

Entonces, como se habrán dado cuenta, si algo nos gusta de verdad, buscaremos un método más difícil para ejecutarlo.
A mayor dificultad, mejor la calidad.

Si llegaste hasta aquí, sin aburrirte: GRACIAS.
Si llegaste hasta aquí, con sueño: MUCHAS GRACIAS (te tomaste el tiempo).

Esta nota es especial para mí porque no sólo la escribo para liberarme, la escribo dedicándola a todo aquel que se sienta identificado con ella.

viernes, 7 de enero de 2011

¿Buscaba algo?

Hoy escribo para intentar recordar ciertas cosas...
Cosas que tal vez haya ya olvidado.
Sinceramente, no sé qué busco.
Sólo sé que busco algo... O a alguien.

¿Qué perdí? No lo sé. Ya no recuerdo, por eso busco.
Después de tantas cosas malas que me han pasado,
Despuès de tantos daños morales que he estado sufriendo...
Ya no me cabe espacio para la memoria.
Por el momento, solamente sé que busco algo.

No busco algo que perdí.
Busco algo que olvidé.
¿Pero qué he olvidado?
Recuerdo mi nombre, no tengo deudas en el banco, yo no me ocupo del pago de la luz ni del agua...
Sólo recuerdo que lo último en lo que pensé fue:
Creo que la música es vida. Vida tal como la hemos vivido siempre: llena de lugares, gente y cosas. Y mientras tengamos a esa gente, a esos lugares y a esas cosas, siempre tendremos música [y vida].

Estoy en esas situaciones en las que tengo preguntas sin respuestas.
Y en estos momentos siento que estoy hablando solo.
Tal vez estés leyendo esto, tal vez saltaste esta parte.

En fin, me di cuenta en este pequeño tiempo [desde la última nota] que escribir me relaja.
Me ayuda a intentar buscarme a mí mismo. A encontrarme.
Sinceramente, creo que la escritura que un regalo divino.
No me siento "persona" si no escribo.
No me siento "persona" si no oigo música.
No me siento "persona" si no hablo con quien más deseo...
Por este último punto es que no me estoy sintiendo "persona".

Intento ser más bueno, pero ser más "bueno" tal vez sea ser menos "humano".
Ser "bueno" significa que hay que anteponer el bien común al individual..
Y eso, claramente, no es humano.
Gandhi no fue humano. Shindler tampoco lo fue.
Espero que en algún futuro, en mi epitafio diga:
"Para quien, en vida, no fue humano."



Nunca supe qué buscaba. Tal vez ya lo encontré.
Gracias por leer.

miércoles, 5 de enero de 2011

Algo de mí para ti, lector(a)

¿Nunca has decidido escribir algo sobre ti, pero a la hora de la hora no conseguiste nada interesante?
¿Nunca has sentido que el mundo es tan, pero tan pequeño que podrías ser el primo lejano del vecino de algún Ernesto De La Borda Cruzado?
Pues eso es lo que me pasa.
Bienvenido(a) a mi universo.

Hoy se cumplió, en mí, una de las famosas leyes de Murphy... Esas que son bien pesimistas... Esas que se basan en el adagio siguiente:
«Si algo puede salir mal, saldrá mal.»
Quería escribir un poco. Tenía lápiz, pero no papel. Al cabo de una hora, me encontraba en una situación diferente: tenía papel, pero ya no lápiz.
Es curioso que, en el momento que tuve ambos (lápiz y papel), ya no tenía nada de que escribir, hasta ahora. Es por eso, que hoy decidí darte el acceso a un pequeño espacio de mi universo... Aunque no sea del todo interesante.

Dentro de todo lo que he estado pensando hoy, el tema primordial ha sido esa tan excitante pelea entre el BIEN y el MAL.
Hoy decidí intentar ser malo. ¿Por qué? Porque fui bueno con los demás y muchos se aprovecharon...
MuchAs (enfatizo el femenino).

Tal vez amo a la gente mala porque, a diferencia de los tontos (perdón, los buenos), siempre puede ser más viva (perdón, más malos)... En el mecanismo vil de la suculenta lucha del bien y el mal, a los malos no les toca lo correcto sino lo divertido.
¿Pensé en algo más? Tal vez.
Pensé en mi odio al TAN ORGANIZADO sistema jurídico peruano.
En el TAN ORGANIZADO sistema vial.
En la TAN NOTABLE seguridad en las calles de esta fea y hermosa ciudad.
Para mí, está claro que las leyes funcionan, pero las personas no.

Cuando uno se da cuenta que ama algo (o a alguien) y se da cuenta que no es correspondido, sufre. Si al día siguiente, o al poco tiempo (1 día, 2 semanas o 3 meses) uno logró olvidarlo(a) es porque no amó o quiso realmente.

Tú, lector(a) inteligente, ¿te diste cuenta de que mucho de lo que he escrito no conserva un orden o lógica? Yo no, pero ahora sí.
He ahí, la clave de mi mente: un revoltijo de cosas.

En fin, no quiero aburrir mucho. Hoy te abrí una puerta hacia un pedacito de mi compleja mente.
En realidad no pienso ser malo. Solamente pensé en ser menos bueno.
Debo dejar de decirle «SÍ» a muchas personas, porque las personas debemos aprender a decir «¡NO!» de vez en cuando (muchas gracias a las personas que quisieron enseñarme eso y que me lo repetían sin cesar, incluso cuando no les hacía caso).

Cierro con una bella oración que alguna vez me dijeron a las 03:42...
Un sábado de Julio (2010): “Porque un beso lo cambia todo.”
Una oración con una connotación positiva y negativa...
No sabremos si lo cambia para bien o para mal hasta que sucede.

Gracias por tomarte el tiempo de leer.
Gracias por llegar hasta esta parte del texto.

lunes, 3 de enero de 2011

Temblor interno.

Mi mano temblorosa te escribió y escribió.
Y, habiéndote escrito, continuó haciéndolo,
Sin importar alguna otra madrugada.

Solamente tú, con tu amor y calor,
La podrás hacer cancelar una sola línea más.
Y, al fin, mis lágrimas podrán borrar una palabra.
Y una palabra tuya podrá borrar mis lágrimas.

Y cuando, al igual que mi mano, escribas lo que siento,
Tú te aparecerás entre los ejércitos de mi inconsciente,
Cual estrella en este vasto cielo nebuloso,
Y llegarás, jubilosa, al lugar donde te he dejado una de ellas;
Para que la busques y al encotrarla oigas mi nombre.

- Es ahí donde te pido que viertas tu copa de porcelana,
Llena de un vacío de falso y puro amor.

Cruce peatonal

Dejé de mirar a los lados al cruzar las pistas. Dejé de desayunar al iniciar el día. Dejé de almorzar. Dejé de cenar. Empecé a tomar más y m...